Mi padre don Juan.


Mi padre don Juan.

Mi padre,
Según contaban mis tíos carnales,
-Algunos hay sin el ego familiar-
Debió ser aclamado
Por éxitos y servicios bien prestados
A doncellas desesperadas
Y esposas severamente racionadas.

Ejemplo de caballeros
Galante empedernido
Mi padre
Cumplidor como el primero
Amante, ¡Ah, envidiosos muchachos!
¡Reíros de los Don Juanes
Y de otras importaciones!
Venciendo a incontables cientos
Retando él, en campo abierto,
A quienes quisieran salir derrotados.

Yo, primogénito legítimo,
Tuve otros hermanos desconocidos
Mendigando en la actualidad
Caritativas limosnas,
Llevando a cuestas el apellido de sus madres
O de un padre consentido.

Hoy celebro sus aguerridas hazañas,
Hechos reales y anunciadas ocasiones
Pues, no se atrevan a dudar
Crean de él, aumentando verdades,
Pues cuentan y recuentan sin cesar:

En una de tantas célebres aventuras
Fue llevado a Urgencias
Siendo allí atendido a toda prisa
Su lastimada pierna izquierda,
Causada al saltar deprisa
Desde una de las ventanas
De la cuarta planta,
Al escapar, tardíamente advertido,
Desnudo e infragante
De una posible cornada
De un furioso marido, amigablemente avisado,
De una invasión del lecho matrimonial
Usurpando su derecho legal.

Comentan, jurando decir la verdad,
Que las Jefaturas Policiales,
Encabeza listas, con gran ventaja,
Como un caso urgentísimo,
Acusado de malhechor nocturno
Y aprovechar el sueño de inocentes durmientes,
En ningún caso hombre alguno.

Tanto fue el cántaro a la fuente
Que, finalmente, fue cazado
En la alcoba de un teniente,
Que además de chusquero, impotente.
Incapaz de satisfacer a una mujer,
Deseando con ardor, ser violada
Fuese uno o quizás mejor veinte.

Llevado ante la justicia,
Para ser acusado de inmoral,
Celebrose la esperada causa
En amplia y enorme sala,
Donde, salvo Juez y Abogados,
No asistían más machos
Que la pareja rancia de guardas jurados.
Invadido el lugar y hasta la coronilla
De cuantas féminas muy interesadas
Deseaban conocer categoría y nombre
De, para ellas, ocasionalmente agraciada.

Las acusaciones, verdaderamente feroces
De varios lechuguinos corneados,
Fue, al fin, declarado inocente
Pudiendo reclamar a la parte delatora
Por daños y perjuicios a su buen honor,
Al declarar, la ultrajada
No haber sufrido agresiones
De carácter puramente sexual
Gracias a la pronta presencia
De su marido y fiel compañero
Siempre oportuno y presente
Defendiendo lo que toda honrada mujer
Considera puro y sagrado,
Antes de verse ajada brutalmente,
Por tal individuo soez e indecente.

Afortunadamente no hubo desgracias,
Solo algunas contracturas y arañazos,
En el intento de agasajar al infortunado
Y conseguir llegar las primeras,
Esperando oportunidad.
Las más cautas y serias
Planeando prontos y ardientes revolcones
Ante el servicio de un bombero
Valiente y del todo entero,
Siempre dispuesto a apagar ciertos incendios.

Pasado el tiempo
Consiguió la presidencia
De un partido feminista
En defensa de unos derechos
Reservados solo a los varones.

Aunque la historia aquí no termina,
Si el Señor así lo desea,
Continuaré en próximo futuro
Ofrecer nuevos e interesantes episodios
De un ser plagado de sorpresas
Y muuuuuy reservado en sus acciones.
Puestas éstas al descubierto, como queda escrito,
Gracias a sus cinco hermanos
Teniendo de él sana envidia,
Compartiendo muchos de los hechos
En el más estricto silencio,
¡Hasta ahora, naturalmente!

Su fama de indiscutible amante
Cruzó valles y fronteras,
Llegando a remotos lugares
Donde la mayoría fallece soltera,
Privadas esas de suculentos manjares
Faltas de oportunidades.

Provocaron la de Troya
Escapando a toda carrera,
Dejando tras de sí la nula presencia
De unos anhelos convertidos en simple quimera.

Una sola de ellas
Consiguió burlar Policías y Aduaneros,
Las demás desaparecieron sin dejar huellas,
Encontrando quienes las quisieran
En tugurios o salas de…¡Espera!

Interesada en evitar problemas
Puso en práctica juegos diabólicos
Consumiendo interminables juergas,
Bebidas extrañas y secretos conjuros,
Llevó a su hombre a la cercana iglesia
Abierta, para estos casos, noche y día.

Cuando se supo el terrible acontecimiento
Provocó animalescos odios y celos,
Pues, desempleado el único bombero,
Debían encontrar, fuese en el extranjero
Un suplente valedero
Dispuesto aportar cántaro nuevo
Capaz de saciar vacíos agujeros. (¡!)

Pero, cuanto sabías, ¿Eh? ¿Eh?
Yo, simple aprendiz
Aún portando tus genes
No soy capaz de conseguir
Una limosna de mujer.

Dejando a un lado nominaciones culturales,
Ardientes aplausos y sublimes emociones
Lograste, empleando coraje y persistente empeño
El increíble y difícil Diploma de Honor,
Sabiendo suministrar equitativamente
Ayuda humanitaria a quienes
Durante los fríos o cálidos días mensuales
Padecían terribles achaques y sofocones,
Y, cómo no, altísimas fiebres corporales
Precisando urgentemente,
Recomendados medios calmantes,
Gratuitamente ofrecidos y bien distribuidos,
Pero eficaces muy eficaces…

Estoy orgulloso,
Si, orgulloso a rebosar,
De ser tu hijo predilecto,
Aprendiendo de un excelente maestro
La necesidad de considerar honradamente
Que tanto el hombre como la mujer,
A pesar de los pesares,
No deben diferenciar
Unos principios hábilmente censurados
Desde los inicios de la humanidad,
Escritos y rubricados en los libros de historia
Que jamás se conseguirá terminar,
Al igual que la normalidad de las cosas
Que, con vuestro permiso,
Me he permitido citar.

Sub umbra floreo: Antonio Torquet y Claudia Bürk

Comentarios

  1. Increíbles estos versos, si es que lo mismo lo hubiera escrito nuestro Cervantes refiriendose a Don Quijote, que igual se refieran a Alatriste, que otros caballeros hidalgos hoy en día ocultos pero con la capa de reencarnaciones de aquéllos... Me ha encantado, que no sorprendido, esta forma nueva tuya (¿solo tuya?) de escribir.

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