Dedicado a una desconocida que escribe lo que yo.
Dedicado a una desconocida que escribe lo que yo.
César...
famoso líder romano
cansado y aburrido
posiblemente hastiado
aseguró haber sufrido
pesadillas en un sueño
más de una vez repetido
murmurando al despertar
Vine...
Vi...
Vencí...
¡Palabras acertadas
en el idioma latín
muy usado en aquel entonces
por ignorar el castellano
y también el irdín.
¡Tan sencillo y ufano
y fácil de escribir
sin boca ni mano...
¡No era tonto el muy pillín!
Por extraño que parezca
fueron debidamente celebradas
manuscritos y grabadas
al ser casualmente pronunciadas
quedando para siempre inmortalizadas
y por nadie, que yo sepa,
igualadas.
¡Ver para creer!
Yo, de nombre insignificante,
solo en el otro lado, triste mortal
español y catalán de nacimiento
dicta lo que ella escribe,
yo no cuento para nada,
ni lo que de mí percibe.
Así es como ella siente
encerrada en mi casa
incomprendida, convaleciente.
Existen curiosidades
Y múltiples casualidades
Al escuchar sorprendido
Aquí ha venido un caballero andante
De barba y cabellos abundantes
Dispuesto a recitarle
un montón de versos
difíciles de interpretar,
sino con su verdad.
Nada a nadie prometí
En mí pasada vida ajetreada
Escribir poemas
Con el valor de una pomada
Para aliviar y curar las ansias y las penas.
Cumpliré lo no prometido
Como un deber debido
Dándole a sus letras todo el sentido.
Porque soy un muerto entrometido
Burlón y bastante atrevido.
Escribo estos versos
En horas robadas de su sueño
Dónde ella, bellísima dama
Me sirve su alma
Entre edredones y sábanas
Para tenerme como su dueño.
Versos escritos,
Pero soñados con su amor
Es gardenia su olor
¡Suspiradlo por favor!
Que sea bien recibida
En todos los sentidos.
Solicité su ayuda y ella mi consejo
Para adquirir los dos juntos esas flores
Que duren por un invierno
Y no mueran de calor.
Le pido por favor
Que por mí palabras escogiera
Si para ella decir las quisiera.
Mucho tengo que decir,
Y me da un poco de vergüenza
Ya no puedo ni leer ni escribir
Debido a mí forzada ceguera.
Me importa su nombre
Solo, lo juro, por curiosidad,
Viéndola llena de bondad
Y atenta consejera.
No, no os extrañe
Me interesa con intensidad
Porque soy simplemente un muerto.
Adquirí lo deseado
Llevándola a mi hogar
Con cariño y esperanza
Pudiéndola admirar.
Para adornar con su sonrisa mi balcón
Sencillamente acicalado
Con alma y corazón.
Escribo este poema
Con más alegría que pena,
Más, antes de terminar
Yo miro desde aquí
a su trenza curiosa
ni corta, tampoco muy frondosa
colgada de su cabeza,
de una forma muy, pero que muy curiosa.
Gracias.
A través de Claudia Bürk 22:40h
22 de mayo, año del señor 2012
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