Carta primera, última y eterna a X. Sin tiempo. De los mundos toda.



La distancia no es cuanto ni tampoco cuando nos separemos, la distancia es si no volvemos…

Amado X,

¡Ojalá Usted dispense mi palabra escrita en su corazón!  ¿ Es pecado amar como lo hago? Estas líneas no son más que el impulso de mi sangre que le llama, que quiere hacerle llegar ésta otra confesión sin velos: soñé con no volver a tenerle cerca nunca más. ..Y ese sueño me hubo llevado más profundo que todos los sueños en los que Usted es el protagonista, más abajo en la profundidad del abismo: no al fondo del mar sino debajo del mar. Tengo miedo; temor a que cualquier día, -el menos pensado- no le vuelva a sentir. No depende de mí, OH, de verás, ¡créame! Que nada está en mis manos. Tal vez en las suyas, ..tal vez..

No conjeturo por tanto, cuál ha de ser mi penitencia.
Yo quiero estar cerca de Usted con mis pensamientos. Y para ello, perdóneme la paradoja, he de disfrazarme de otra. Por eso, por una vez aunque sea: aquí va mi resto entre estas palabras.


Es un gusto indecible mantener mí presencia tras los vocablos: ¡OH si pudieran ser de mí puño y letra! Entonces Usted se detendría sobre mí grafía, repararía en la caligrafía de mí letra: ya sabe, la grafología lo revela todo: los gráciles bucles de las jambas, las híbridas jotas extravagantes y onduladas, encaramándose precariamente sobre los óvalos cual foca de circo sobre una pelota de tenis. Sin duda, Usted vería  una letra muy extraña. No le parecería de la época; demasiado rimbombante, con las letras adornadas entre florituras, como intencionando convertirse en sonetos, odas, y obras de arte inspiradas en el amor.  

 Quisiera, si no fuera molestia, seguirle escribirle estas cartas, secretas  y a los ojos de todo este, mi mundo, pero bien secretas para el mundo que usted habita, si así caben, con todo respeto a su esencia, ciertamente; pues hoy estreno mi nueva condición, si bien temblo aún,(si me descubrieran correría yo graves riesgos) recién parida a través del tiempo y sabe Dios de cuántas ausencias....
Estas letras serán tan sólo un sencillo regocijo quienes empuña la palabra, para decirle cuanto le he soñado durante todas mí vidas sin hallárle por ninguna parte.

Dicen las quimeras del reino que habito, que la coincidencia supone coincidir; y que para ello es menester poner en voluntad las fuerzas de lo invisible. Pues bien, en unas epístolas como las mías que le alcanzarán si usted me lo permite, no es posible buscar razonamiento: es cuestión de fe la creencia, y nunca es mi afán convencer por terca a nadie, mucho menos a usted.

Sin embargo, me resulta pleno el azar de hallárme justo en el centro de mi mandato, por las cartas secretas que quisiera hacerle llegar, a través de las cuales he de purgar mi ánimo de la terrible tristeza que a tiempo me trajo a puerto; y en prenda de recuerdo pongo a usted la cita de la misiva primera que a favor de su comprensión he puesto .

El sentido de mi culpa es mi ausencia real en éstas líneas, tenerme que esconder en un mundo que no me reconoce,  pero sepa que mi amor es incoloro, disuelto tal vez e intangible, pero pesa; es mudo y está agazapado en un rincón en espera de que el tiempo lo nombre por su nombre. Amado señor X: vendo un pedazo de mi alma, contra marea y a riesgo de su ira, queriendo decir que le estimo aún en ausencia.

¡Tome estas letras en gratitud por su respiro, por su existir...!
La aurora da su nombre y es siempre reivindicación de la luz en medio de la tiniebla.
Esencia soy, perfumada en terciopelo y gasa de seda, traje de carnaval confeccionado a talla, hilado a ocasión del viento. Ya sabe, es para vos mi palabra tibia. Y no soy yo quien habla, es la voz de Isis en caligrafía por el lienzo blanco en médio de la noche. ¿Lo ve?: soy contradicción: materia imperfecta la grafía que le signa.

¿Qué desea que yo sea? ¿Quién quisiera que fuera? Así rezan mis sueños al Dios eterno: ¿Amiga, Poetisa, Hermana?: unidad de mí: ¿qué quiere que yo sea, qué quiere y por qué es mi cerebro un eco de su misma inclinación ? Sombra soy del Reino de las blancas Dualidades. Ser o no ser. Y basta un parpadeo para ingresar en los dominios de su reino. No soy. Sólo amo. No soy. Amo. Amo, luego: existo.

Usted no me intuye en su mundo lejano, ello es bien cierto, aunque usted hablase de la felicidad de las coincidencias y el vértigo de aquello que surge como una flama y nos llena cuerpo y mente, un día tras otro… Puedo decirle que soy ser de intensidades, que busco como animal hambriento los pretextos para sentir la fuerza del destino, correr entre mis sueños; pero quizá la naturaleza de nuestras pretensiones sea en mucho distinta.
¡OH ,si desde mis ojos le pudiera decir todo esto, hacerle saber cuánto es Usted para mí! Sin esconderme, sin disimulos..Sin embargo no es posible. Le rozo con mis ojos en los sueños, a penas unos instantes; ¡no vaya a leérmelos!                                 
Apenas un roce de su aliento me alcanza. Sus manos tan cerca y a mundos de distancia de mí corazón, ese que Usted no ve y posiblemente no verá jamás.

Redimido en el acto de absolverme de las sustancias tan deseadas y a las cuales tengo que resistir; ha sido breve el instante de su mirar descansando sobre el mío y breves las palabras; y sin embargo yo, agradezco a Dios los matices de su cercanía… Porque verdaderamente le digo, que le amo, que yo le amo en lo más profundo de mí ser.. Pero usted sabe que no me es posible una entrega, pues no está mi corazón en el  suyo, sino tierra adentro, en las profundidades oceánicas, en el caliginoso semidesierto de mi postura a mantener. Qué le vamos a hacer, venerado X, sino guardar respetuoso silencio. Eterno silencio y sentir que me estoy muriendo callada, muriendo de amor..

Yo no sé, nada sé si Usted recibe estas cartas en su mundo, ese mundo de los suyos, muy lejos del mundo de los "vivos", si son grave molestia, si todo es escrito al viento....¡Cuanto, OH cuanto desearía una respuesta suya! ¿Es eso posible?

 Hay sentimientos encontrados en mí, estimado X, pues es mucha la distancia que separa nuestros arrojos. Y no hablo sólo de los mundos que median entre nosotros. Usted comprenderá que no es sólo eso...

Es verdad, que el alma romántica espera siempre que el amor surja en gran algarabía de designios; que una sueña con el amor que desata los miedos e imbuye de valor para arrojarme sin más meditación que la fuerza que atrae hacia los brazos del amado… Pero yo no sé si esa que soy a veces, sería capaz de un acto tan divino como ese…

Un poco le he dicho de las razones por las cuales me hallo entre estas cartas: vaciar mi alma de anhelos vacuos, aprender que puedo vivir también en otra frecuencia, mas intensa, quizá, pero menos real y sin embargo duradera, aprender que mi soledad no es castigo sino bendición creativa.


Con el corazón pleno de vacío, de tristeza nebulosa ( la que me otorga la certeza de no alcanzarle jamás) , desde la noche canicular de mí mazmorra, su atenta servidora, de Usted y del mundo toda; de Usted ante todo, a quien amo en profundo silencio, suya de verdad:

Claudia para mi mundo, quién sabe quién para usted...
Ad Aeternum.

P.D. Y recuerde: El  amor más discreto deja por algún detalle escapar su secreto….

Comentarios

  1. Precioso, Claudia, espero que no sea la última carta a X, ese con el que a veces tambien me conecto en un acto de ir más allá de esta vida. Te entiendo tanto y tanto....

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