Mi siempre amado

Mi siempre amado :

Ésta noche, la realidad se mezcla con cualquier cuento por inventar, se llena mi corazón de docenas de recuerdos, me evado entre las sombras que el aroma de tu nombre deja en el aire de mi estancia vacía.

¿Dónde estás? 

Necesito escucharte pronto, verte ante mí, para que esa voz, esa presencia que riega mis sentimientos, me recuerde quién soy, para que me hable susurrando, para que me idiotice en la insensatez de todo lo te escribo mediante estas cartas y callo ante la realidad. Saber que no voy a verte, ni mañana, ni al día siguiente, me llena todos los momentos que deberían ser plenos de vacíos, y sólo me sirve tu recuerdo, para recordarme a mí misma, que ni siquiera la ausencia de tu voz, la imposibilidad de hallarte ante mí, me impide soñarte.

En tu nombre pude descubrir un mar, o una hilera de montañas que te cobijan, cuando he estado a punto de mirarte; elevados montes te separaron de mí y de mi corazón. Tan sólo al leer las letras de tu nombre, dichas en voz alta por mis sentidos a todas horas, todos los puntos cardinales de mi imaginación, escalan hacía ti, para asomarse a tus ojos.

Mañana…será un “mañana” sin ti, otra vez entre tantas otras veces que ya pasaron. Los colores del cielo, sé que mañana, querrán esconderse tras las nubes, querrán jugar con formas caprichosas en este sentimiento tan mío; y otra vez estaré lejos viéndolos en su pura esencia. Tu lejanía no conseguirá engañarme, y me hablará en silencio del misterio de la vida, del Apocalipsis de la tristeza, de la soledad de los días que no estabas en mi vida, y de todos esos días que no puedes ni podrás estarlo; de todo lo que esconde tu sonrisa, del tiempo que se para cuando te sueño.

Tú, Fernan, eres el reflejo de mis gestos y de mis sonrisas. Tú eres la declaración de amor que me hace escribir. Veo la dimensión de mis versos en tu mirada, el peso de mis sentimientos en tu silencio, (Cuanto duele, lo que no me dices…) la pasión de mi piel en un conformarse con el mero roce de la brisa que te envuelve, que se ha quedado al lado del paso del tiempo ignorando los minutos que le han dado forma al pasado. Pasado enlazando al presente y germinando como las increíbles pupilas de tus ojos...hacia el futuro, que en ti y tratándose de ti, siempre es presente. 

Te declaro mi amor, por la reacción de mi piel al pensarte, por conseguir que pierda la noción del tiempo en pasado, presente y futuro, cuando tus ojos traduzcan mis sentimientos desde las palabras escritas, por los surcos de urgencia que mis ojos dejan en todo lo que miran, buscándote.

No sé si soy capaz de hacer una declaración de amor en unas palabras, no sé si he llegado alguna vez a ti, porque son tan solo unas pocas letras. Preferiría, ya lo imaginarás, poder decírtelo todo en una mirada al tenerte cerca, en un gesto, en el silencio completo que me deja tu ausencia y que además no duele porque me llena, y en la plenitud total que me atrapa cuando estoy junto a ti con mi imaginación. Sí, una declaración de amor digo...porque el amor es una declaración de gestos que refleja la felicidad surgida desde el otro. Empero, lejos ignoras todos mis movimientos.

Lágrimas de emoción llenan mis ojos en este instante, provocadas por sentirte ante mí al escribirte. Entre estas cartas, esconderé mi alma, toda mi verdad, de modo que acabarás conociéndome mejor que nadie. Te quiero y sin embargo, tenerte cerca no puedo, y aún así te traduzco en medio de un mundo salpicado de engaños y prisas en el que siempre me esperas con calma sin saberlo, amor, sin saberlo... Pero mañana, como otros ayeres que pasaron, no podrá ser. Tu recuerdo nace eterno en mí sin morir jamás; empiezo a morir de amor cuando empiezo a comprender que no me ves…Mi corazón ha intuido que desde el principio que tu amor germina en el horizonte de otra mirada. Y entre suspiro y suspiro enredado en la brisa de tu nombre, nace, el dolor de amarte sin permiso. Las respuestas empiezan a llenar tus silencios. Las llamas de mi amor, se han quedado enredadas en estas letras llorando lágrimas de soledad. Mis palabras no querían atreverse a decirte “te quiero” y luego acabaron adueñándose de mi voluntad, para gritártelo al escribirlas.

Mañana no estaré en este mundo….Pero yo siempre estaré en esa parte del horizonte que sonríe cuando ve tu felicidad, y llora cuando las lágrimas ponen nombre de olvido a un amor no correspondido por el destino. Sin olvidarte, amor, sin olvidarte jamás.

Viviendo, muriendo y esperando con tu nombre en mi boca, tus pupilas tatuadas en las mías, con el más profundo amor del que soy capaz,

Claudia

Comentarios

  1. La primera vez que supe de la existencia de Fernando Vázquez, fue a través de su voz. Cuando le oí, me quedé muy quieta, sosegada como si todo a mí alrededor hubiera desaparecido para dar paso a esos vocablos que sonaban derramándose desde una emisión radiofónica. Sin más armas que su entrañable voz, Fernando hizo exonerar mi voluntad; se puso toda mi atención a su mandato. Sin querer exagerar ni un ápice, yo parecía levitar en estado de gracia por el hechizo de una voz que no parecía de este mundo. Con una versación y una sencillez apenas creíbles, hablaba de misterios siendo misterio. Esa misma noche, a la hora de irme a dormir, aún seguían en mí los arrastres de sus vocales; se habían introducido como un piano en la orquesta de mi alma. La audición de aquella voz se hubo producido de un modo casual y no pretendía conocer nada más que una segunda oportunidad para escucharle, pero la respuesta vino en forma de una cátedra deslumbrante que se prolongó hasta el día de hoy, entre inmensas ilusiones y su nombre en consonancia con mis sentidos.

    Estas primeras impresiones que tanto me afectaron me parecen también los que mejor definen la personalidad de Fernando. En privado, algo más tarde, cuando hablábamos por teléfono sus palabras pronunciadas me lograban seducir mediante su elocuencia, por su erudición viva, por su entonación milimétrica, por su seducción casi peligrosa, por todo lo que hace de él alguien fascinante. Fernando Vázquez tiene algo de sobrenatural, al mismo tiempo es tierno y misterioso. En todo caso, él ha sido y es el ser humano más importante de mi vida y que he tenido la suerte de conocer.

    Claudia Bürk

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