Dictamen de fe

A éstas alturas, ¿es inteligente ser religioso?

Mi respuesta es “ es inteligente tener fe”. Todas las grandes religiones se fundan a partir de experiencias privadas que escapan de toda corroboración científica. Necesitamos calmar nuestra angustia existencial, dar sentido a las injusticias. Sin embargo, nuestra inteligencia intrínseca tan solo se mueve con seguridad ante lo material. La percepción de estar existiendo, el dinamismo de lo real, es lo que hace que la consciencia humana clame por Dios. Para decir que la realidad existe, también hay que admitir necesariamente que existen todas las posibilidades de realidad. Y esa realidad que nos rodea, ¿qué es?

Es una pregunta que yo a menudo lanzo a mi entorno, pues me entusiasma escuchar las respuestas. ¿Pero qué podemos decir de cierto todos de la realidad? Analizémosla: es el universo material abierto. Y éste es dinámico. Creador, vivo, consciente, evolutivo….¡E inteligente! La realidad está repleta de creación, de consciencia y mi lógica personal me dice que no puede existir todo eso sin una individualidad de fondo. Entonces, ¿es inteligente o no ceer en Dios? He de contestar que hay maneras inteligentes y maneras no inteligentes de creer. La creencia en Dios podría entenderse como el rechazo a admitir la clausura del mundo natural que nos rodea, la realidad tal y como la perciben únicamente nuestros sentidos: una realidad pragmática, desalmada, material, consumista, cruel, competitiva y selectiva. Si se entiende bien, la creencia en Dios es casi una actitud de rebeldía: desprovee al hombre de la nada trivial y ayuda a complementar y dirigir las manifestaciones de la existencia o realidad.

Por tanto, creo que sí, es inteligente creer en Dios, acudiendo a él desde la ética, más que desde la credulidad férrea, que nada se cuestiona. Y creo que es inteligente creer en Dios tras haber analizado los pros y contras de hacerlo o no hacerlo. ¿Estoy siendo mediática? Bien, la teología cristiana inventó el concepto de ESSE, de existencia, sin embargo ahora hay que saber si se ha convertido en experiencia. ¿Hay experiencia cristiana del existir? Si, Dios nos da la respuesta: él es poder del “ser” que resiste al “no ser” en todas sus expresiones. El coraje de existir es el pacto ético por el cual el ser humano afirma su propio ser. El misticismo es algo más que una forma diferente con el fundamento del “ser”. La fe es la experiencia del “poder ser” que se hace efectivo en todo acto de poder.

(Puede que se os haga un poco difícil entender lo que os trato de decir, pero tal y como lo cavilo, lo cuento, aunque ni yo misma lo entienda bien…)

El misterioso Eckerhart escribe afirmando: ESSE EST DEUS (existir es Dios) Y para demostrarlo hace referencia a un texto bíblico en el que Dios comunica a Moises su propio nombre: “Yo soy el que soy”. Y éste es (espero que lo sospechéis como yo), EXISTIR.

Quizás el fondo de Dios es nuestro fondo y nuestro fondo, el fondo de Dios.

Amigos,¡quiero agitar para vosotros el verbo “existir” hasta el vértigo! ¡Ajustemos la mirada al contemplar la realidad!

Con suerte para los que tenemos esa fe en Dios, parece ser que ahora vivamos una época en la que las religiones y con ellas la fe católica, que es la que a mí me identifica (re-ligion viene de la palabra re-ligar, volver a “enganchar”…) se esfuercen por recuperar su pureza inicial. Desean liberarse de toda la basura histórica que han ido acumulando.

La fe católica se está convirtiendo en “religión de segunda generación”; ahora es una religión más ética y no impuesta a la fuerza. Ahora el clero está más preocupado por la teopraxia que por la teología, cosa que precisamente ha hecho que yo retome mi fe con el catolicismo. Ahora la iglesia católica ha dado por fin el paso de “divinizar la realidad” y no de “evadirse divínamente de ella” como venía ocurriendo desde antes de la edad média. Y con esto me basta, para desde mi intelecto aceptar la fe como válida y beneficiosa en todos los sentidos.

Sub umbra floreo: 
C.Bürk

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