No es mundo

Hoy, en el día de la mujer, voy a abordar el tema "libertad" y "dignidad" también para esos otros. Porque detesto los clasicismos...

No es el mundo
(Reflexión por Claudia Bürk)

No es el mundo, sino la eterna "Comédie Humaine" la que determina las diferencias entre animales y hombres. Aun siendo todos juntos, biológicos animales,  iguales en sus derechos a no sufrir y a vivir en dignidad, los unos entre los otros, la pluma del humano clasicista y religioso ha recogido miles de fábulas de hombres santificados y animales condenados. Incapaces de reconocer animalidad en los hombres o humanidad en los animales. Nombres de hombres santos, superiores, distinguidos e importantes, por todos los caminos y cementerios.

Animales denigrados a ser producto sin más relevancia. "Santos" hombres, que huelen mucho peor que sus animales esclavos, que apestan a superioridad, a negligencia, a avaricia en desalmada justicia a sus argumentos. Hombres vulgos que estrujan un hígado de ganso y obtienen pâte; mientras golpean obstinados el músculo cardíaco de otro hombre, para obtener un filósofo. Hombres, detestando a sus hermanos animales, porque han nacido en un lugar sin seña, en un establo que no es ningún lugar, porque no nos hablan con humanas palabras de sus derechos por tener nombres, para no poder ser negados. Pero esa misma falta de identidad a la que los condenamos, nos convierte en sus sangres, en sus ganas de vivir, en sus huellas dactilares que cotejan con nuestra indiferencia, nuestros asesinatos y negación.Porque son solo comida o mascotas bufones para entretener nuestra cegura.

Lo que no se reconoce, nos dicen, no duele. No duele ver cerdos desangrados, cabezas de aves degolladas, porque lo que es comida no sufre. Es comida.

De crecer de sus picos castillos y de sus orejas, fajos de dinero, el hombre sentiría la inquietud de comprender sus destinos.¿Qué clase de humanidad siente amor si está sedienta de sangre inocente?

No.No.El amor de verdad tiene nombre de sabiduría.El amor de verdad es amor por todos y no por uno, no es amor por los tamaños, ni por el tiempo ni por los beneficios.Pero a medida que comprendamos, gritamos con una vocecita cada vez más pequeña, mas apresurada, mas desinteresada al Dios estentóreo. Y tal vez, cuando todos nos nieguen en la vejez, un perro, o un gato o un pequeño ganso nos diga el último "Adios"...

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