Respuestas a la Muerte (subjetivas y objetivas)





Respuestas a la Muerte

La muerte: es en apariencia la gran desconocida para todo ser vivo.

No son pocos de nosotros los que asocian la muerte a la idea implícita de que se trata de un estado de aniquilación -para siempre- de la experiencia y el estado consciente. La muerte es denominada por muchos “el sueño sin sueños”, como si nos durmiéramos sin más. Se trata pues, para esos, de la aniquilación de todo nuestro ser, en consecuencia, porque hasta ahora no contamos con ninguna analogía que pueda proporcionarnos realmente un alivio o una esperanza.
Esto es lo que les dirían los existencialistas, los ateos. Pensamiento muy respetable, ya que únicamente, sin especulaciones, se ciñen a lo tangible y comprobable con los medios actuales y científicos. Y eso, por otro lado es muy correcto y desde luego preferible a que nos cuenten fábulas o testimonios falsos acerca del asunto. Pero todos sabemos, que en el fondo de todo esto, subyace la esperanza de que quizás sí haya vida después de la muerte, pues responderíamos otra pregunta quizás fundamental; ¿para qué estamos aquí? Así, la vida sería un círculo infinito y perfecto con una finalidad definida y precisa.

Cada uno de nosotros hemos generado toda una serie de creencias acerca de la muerte pues resulta misteriosa y no menos temible y tabú para todo ser consciente de sí mismo. La muerte es un enorme e inescrutable lienzo en blanco que cada uno de nosotros hemos querido llenar con nuestra necesidad de respuesta.
¿Pero qué les diría un creyente? ¿O un físico cuántico de la nueva generación? ¿Y qué les contaría al respecto aquél que, en efecto y realmente, tuvo alguna experiencia en torno a la post-existencia tras la vida u otros planos de conciencia?
Yo hoy quisiera escolástica, física y metafísicamente explicarles, para su comprensión y esperanza, lo que realmente puede ser la Muerte.
Utilizaré mi educación, entrenamiento, sentido común e intelecto, así como mis moderados conocimientos de física cuántica, para hablarles de la continuidad de la existencia. Quiero plantearles (al llegar al final de mi escrito) la cuestión desde un punto de vista más racional y empírico, dejando a un lado las creencias religiosas. Mis argumentos que siguen podrán o no en un tiempo cercano ser argumentos académicos legales, teóricos, objetivos, o bien servir de resumen analítico para un mejor estudio de todo lo que está por llegar.

Después de haber experimentado durante muchos años con mis propias percepciones, ciertos estados “también físicos” en otros planos, he llegado honesta y seriamente a la conclusión de que existe una cantidad de evidencia tal que, tomada en su conjunto, prueba absoluta e indudablemente la continuidad de la vida tras la muerte del cuerpo que ahora percibimos, porque según mi teoría, tenemos más de un cuerpo cuyos campos vibracionales transcurren a otras velocidades.
Argüiré que la evidencia teórica por sí sola tenga valor; es necesario aportar objetividad al tema. Jamás sugeriría que las evidencias de las que les voy a hablar sean aceptadas sin dudar razonablemente. Estoy declarando que la evidencia, tomada en su conjunto, constituye de forma abrumadora una prueba irrefutable de la existencia de la vida después de la muerte.
Voy a hablarles en primer lugar, de mi conocimiento “subjetivo” de la materia, antes de pasar a la parte objetiva, que dejaré para el final.

Personalmente y en varias ocasiones, involuntariamente y a veces por voluntad propia también, he experimentado la sensación de estar fuera de mi cuerpo durante estados de “duermevela” que me he provocado yo misma con una sencilla técnica, que es mantener la conciencia forzadamente, justo al momento más plácido de perder esa conciencia en el sueño. Es decir, detenerme en ese punto entre sueño y alerta. Dicho sea de paso que requiere cierto entrenamiento.
Llegado a ese punto, puedo en algunas ocasiones ver a mi propio cuerpo postrado en la cama, puedo escuchar las voces de personas ya fallecidas, sentir cómo me contestan con total claridad auditiva al nombrarles. Muchas veces esos “encuentros” han sido totalmente involuntarios y no sólo he escuchado, sino visto en su totalidad a seres fallecidos, conocidos en algunos casos y desconocidos en otros. Por mencionar una ocasión, topé con un niño que me dijo su nombre y la causa de su muerte: falleció a consecuencia de una embestida por un toro en las fiestas de los Sanfermines. Y ni más ni menos, me pidió que en mi estado le “acompañara” a encontrar su “lugar”, porque se había “perdido”.

Cuando, empero, con mayor claridad percibí a alguien supuestamente en otro plano, fue al haber fallecido mi propio padre, inesperada y misteriosamente. Es esa la ocasión la que me ha llevado a investigar el tema de la post-vida, como ninguna otra experiencia hasta aquella fecha.

Les incito, por favor, a que sigan leyendo, antes de que hagan un juicio rápido acerca de mi salud mental. Lo cual respeto también, y están en su derecho, dicho sea de paso también.

Tras haber muerto mi padre, y sin yo haber recibido aun la noticia al respecto, comenzó a sonar una campanita que tengo colgada de la pared del comedor de mi casa, justo a la hora de su fallecimiento, con mucha insistencia. No supe en ese momento qué estaba pasando y no le di más importancia, diciéndome a mi misma que habría podido ser a causa de un inoportuno soplo de viento, pese a tener las ventanas cerradas. Mi sorpresa sí se hizo grande cuando leí, la semana posterior, en el certificado de fallecimiento de mi progenitor la hora de su muerte cotejada por él forense y que coincidía con total exactitud con la hora del extraño sonido de la campana.
Pasadas tres semanas tras su entierro, (el cual se hubo llevado a cabo en Alemania) y tras mi vuelta al país -en tres de esas noches y en todas esas ocasiones alrededor de las cuatro de la madrugada- yo entré en “estado duermevela” de forma involuntaria sin comprender el motivo.
Y hallándome en ese estado, pude no solo ver con total claridad y serenidad a mi padre fallecido, sino que tuve así conversaciones con él. Hago hincapié en que la sensación fue idéntica a tenerle al lado en un plano físico, sólo que ocurría en otro plano que parecía también físico y real. Su aspecto era el mismo de siempre, su voz, su sonrisa y hasta su temperatura corporal, ya que me tomó la mano entre la suya durante la última ocasión que así pude “verle” , tras la cual comprendí que fue una despedida definitiva por su parte, como si de alguna manera ya no pudiera manifestarse así en otras ocasiones.
Hago hincapié en que mi padre me reveló en esos “encuentros” que fue asesinado, pero pidiéndome que yo lo dejara estar, que todo estaba bien y que no hurgara en el asunto por mi propio bien y seguridad y el del resto de la familia. Sí es cierto, que de haberse tratado de alucinaciones visuales, táctiles y auditivas por mi parte, yo no habría obtenido detalles de esa conversación que luego pude comprobar físicamente y con testigos, como por ejemplo, que mi padre mencionara una carpeta de color verde que él hubo depositado en vida en un lugar concreto en la casa familiar alemana. Encontramos esa carpeta y dónde él me hubo indicado, pero los documentos a los que él hizo alusión y que era importante recuperar, habían desaparecido.
Hasta hoy, todas mis sospechas recaen sobre cierta persona. Pero a petición de mi padre y ante la ausencia de esas pruebas, lo he dejado estar.

¿Por qué les cuento todo esto? ¿Qué tiene esto que ver con la objetividad que les prometí?
¡Déjenme seguir contando, por favor!

Para mí ya ha quedado claro desde siempre a través de mis experiencias, que existen otros planos físicos además de este, tangible y experimentable en el “Aquí” y “Ahora”. Pero, ¿cómo podía hacérselo entender a los demás?
Así me hizo falta analizar y comprobar, para constatar de algún modo lo que llegaba a comprender, para que así pudieran entenderlo los otros, razonablemente. Quise entonces razonarlo todo y adjudicar a ello causas FISICAS, sirviéndome de la ciencia. Y créanme, es posible.

He encontrado muchas equiparaciones entre mis experiencias de duermevela y las ECM (Experiencias cercanas a la muerte). Para quién no lo sabe, estas se definen como el conjunto de percepciones que experimenta una persona en estado de muerte clínica. Existen unos factores comunes como puede ser ver una luz al final del túnel, ver familiares muertos, escuchar un zumbido en la cabeza como la percepción de una fuerte vibración, sentir una gran paz o miedo por el contrario, abandonar el cuerpo y verse o ver a presentes desde arriba, así como escuchar sus conversaciones. Son mayoría las personas que dicen haber experimentado cosas similares cuando han sido reanimadas.
La ciencia ha apuntado algunas hipótesis al respecto y estoy plenamente de acuerdo que cuando nos estamos muriendo, el cerebro se defiende y segrega una serie de hormonas, endorfinas y serotoninas como respuesta natural a evitarnos el trauma y el dolor. Una explicación, por tanto, fisiológica, al igual que lo es ver un túnel negro en cuyo fondo parece haber una luz. Pues nuestra pupila se dilata de golpe (otra respuesta fisiológica al morir) y esto puede provocar tales visiones.
Empero, no es así cuando constatan que nuestro corazón ya se ha parado, pero luego nos reaniman y podemos contar que hemos visto como “desde arriba” todo lo sucedido y hemos escuchado toda la conversación que tuvo lugar en torno de nuestro cuerpo. Aquí la cosa cambia. Tres grandes precursores del estudio sobre las ECM fueron sin duda los Doctores Raymond Moody y Elisabeth Kübler-Ross, así como también el abogado investigador Victor J. Zammit. (Por nombrar algunos de esos “investigadores”). Ellos, tras haber recogido muchos testimonios, se percataron de que podían trazar un esquema básico de experiencias comunes a todos ellos.



Bien. He leído mucho relacionado a estas experiencias y he de atestiguar que en el caso de mis experiencias “entre sueño y realidad”, existen casi todos los factores en común con las ECM: puedo verme desde fuera de mi misma, con idéntica forma, pero con mayor ángulo de visión y comprensión, también antes de entrar en ese estado experimento miedo, paz al mismo tiempo y sonidos vibrantes y abrumadores en la zona craneal, puedo desplazarme a voluntad y “ver” fuera del espacio-tiempo, mientras entablo contacto -casi siempre involuntariamente- con otros que están en mi mismo estado. Dudo de que siempre se haya tratado únicamente de fallecidos, apuesto todo mi razonamiento a que a veces también se trataba de otros “soñantes” o “viajantes astrales” (como lo llamarían algunos, pero no estoy de acuerdo con la definición y ahora verán porque), incluso podría haberse tratado de otros habitantes de ese mundo que nunca estuvieron físicamente en el nuestro.



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Si han llegado hasta aquí, voy a pasar a la parte objetiva y científica de lo que trato de explicarles todo este tiempo: que, SI, existe una posterioridad a la muerte física. Existen varios planos también físicos (aunque muchos insisten en llamarlos “espirituales” o “astrales” yo insisto en que también son físicos, ya que todo aquello que pueda medirse, comprenderse, escucharse o hacer constatar con medios también físicos tiene que ser necesariamente FISICO). Que estoy plenamente convencida que la ciencia y la fe se unirá en un tiempo cercano. Y que la ciencia podrá probar estos hechos muy pronto.

Dentro de los conceptos de “parapsicología” existe el estudio de ciertos fenómenos FÍSICOS, insisto (por ello no me gustan las descripciones como “Para-ciencia” o “Para-psicología” ya que todo es FISICO, insisto e insisto en esto.
La TCI (Transcomunicación Instrumental, descubierta accidentalmente por F. Jürgenson que al grabar sonidos de pájaros recogió la voz de su madre fallecida que lo llamaba por su nombre y diminutivo) son voces que han sido y son captadas con un grabador FISICO y plantean a los investigadores de ese campo la hipótesis de presencia de otros planos de existencia que podrían estar causando esa fenomenología. Así mismo entra en este concepto de la TCI la captación con videocámaras de imágenes (psicoimágenes) de otros planos distintos al nuestro.
Tampoco hay que olvidarse de los casos claros de mediumidad, así como del informe realizado por el “Proyecto Scole”, cuyos integrantes (Localidad Scole, Inglaterra) recogieron muchísimas pruebas tanto audibles, como perceptibles in situ de presencias de otros planos.

Todo esto es FISICO, ya que se pueden reproducir y captar con instrumentos FISICOS.
Veamos más: la física cuántica con la relatividad de Einstein nos situó ante una gran puerta abierta: sólo era una de las puertas abiertas que precedía a una larga sucesión de otras puertas.
Einstein, empeñado, buscaba la teoría del TODO, pero su fama le llegó (pese a su propia disconformidad) al hallar la famosa fórmula de la relatividad, E= mc2.
Empero, todos los físicos supieron al poco que habría una gran laguna al respecto de lo que suponía explicar las dimensiones inarmónicas a nivel micro cosmológico, respecto al armónico funcionamiento del macrocosmos a escala grande. Pues ahí la fórmula era plenamente aplicable.




Desde el pasado mes de septiembre, ¡por fin!, se ha empezado a confirmar lo que yo personalmente siempre he creído posible: la velocidad de la luz es superable y con ello, obtenemos muchas respuestas al misterio. La velocidad de la luz ya no es “el Amén” de la cuántica, como constante absoluta. Ni por asomo lo es ya.
(Quiero mencionar en este punto explicativo que personalmente mantuve esta idea ya en 1985 y a la edad de catorce años, dónde, explicando mis percepciones cuánticas en el aula fui expulsada de clase por mi profesor de física, alemán, de entonces, ya que este estaba totalmente en desacuerdo con mis ideas y enfadado con el entusiasmo que provocó la idea entre los otros alumnos).

Recuerdo que me hallaba en Lorca el día que la noticia saltó a los medios en el mes de septiembre de este mismo año: “La medición de neutrinos superlumínicos (partículas sin carga eléctrica que tienen una pequeñísima masa. Estas partículas han sido consideradas especialmente “espectrales” y sumamente difíciles de detectar y se crean de las colisiones entre los átomos y los rayos cósmicos durante reacciones nucleares como las que ocurren en el corazón del Sol) estremece a la física moderna; de confirmarse, esto significaría que la información puede viajar al pasado, que existen otros planos físicos y quizás hasta la causalidad sea explicable."
Esa semana el equipo de investigación del laboratorio europeo de física CERN, dio a conocer una medición realizada en la que se registró por primera vez un exceso de velocidad al límite cósmico que había fijado la teoría de la relatividad de Einstein.

Fueron los neutrinos -partículas especialmente efusivas- las que superaron por poco los 299,792.458 kilómetros por segundo a los que viaja la luz, en un recorrido de 730 Km. a lo largo de la Tierra en el laboratorio “Gran Sasso”. Los físicos advirtieron enseguida que la medición debía tomarse con cautela, ya que de confirmarse significaría uno de los más profundos sacudimientos hacia los fundamentos con los que se ha construido el edificio de la física moderna —y por lo tanto hacia toda nuestra realidad.
(En definitiva, no quisieron “mojarse” a destiempo…)
En este momento que ustedes leen mi artículo, miles de billones de neutrinos atraviesan sus cuerpos, y estoy segura que lo hacen más rápidos que la velocidad de la luz.

Y a dónde quiero llegar: la clave de toda existencia física se halla en el vórtice energético de sus partículas. Si todo lo que vemos, escuchamos, y percibimos se mueve a la velocidad de la luz, ¿nos extrañaría aún que hubiera otros planos existenciales u holísticos (suprapuestos) en los cuales esos vórtices fueran tan rápidos o distintos que no pudiéramos llegar a medir ni percibir tales planos aun en la actualidad? ¿Sería por tanto bien probable que existieran otros mundos entrelazados en este mismo a los cuales accediéramos tras dejar nuestro “envoltorio” material y adaptado a la velocidad de la luz en este mundo, par acceder a otros mundos con también otros cuerpos adaptados? Mi respuesta es un sí posible. Y creo que cualquier físico se atrevería a decir lo mismo, planteando así la cuestión.

Hemos sabido que a través de nuestra historia hemos tenido muchos testimonios de apariciones fantasmales. Siempre se ha hablado de apariciones “de la nada” que han desaparecido y aparecido ante ciertos espectadores. Y les creo.
Tenemos en la actualidad a la médium Anne Germain en nuestro país, a la cual tomo muy en serio.
Y la creo.
Pues esos “fantasmas” son posibles, y que procedan de otro campo vibracional, mientras por alguna razón se hayan podido adaptar a nuestra velocidad de la luz y aparecen y desaparecen por ello ante nuestros sentidos. Ya que en su “habitat” su materia viajaría a velocidades vertiginosamente más rápidas que la de la luz. Al desaparecer, vuelven a su estado cuántico natural.
Es sabido por los físicos y matemáticos que en el caso de las dimensiones, una superior comprende y percibe a una inferior, pero no es así al revés (Véase explicaciones de Carl Sagan). ¿Y si sucede lo mismo con los estados vibracionales más rápidos? ¿Podrían los ahí formados, vernos, escucharnos y percibirnos mientras nosotros, en estado vibracional más bajo, no podemos percibirles a ellos?
El físico Dr. Hameroff, junto con el eminente físico Roger Penrose, ha formulado una valiosa teoría que razona que la conciencia es un fenómeno cuántico y como tal es una propiedad fundamental de todo el universo. Por tanto, todo muta, pero no desaparece.

Recuerden que ha habido millares de descripciones a través de la historia de la humanidad, muchas de ellas mencionadas en la Biblia y aún antes, de personas como Jesús apareciendo y desapareciendo frente a una muchedumbre.

A esa aparición y desaparición de personas y cosas los científicos lo llaman ‘materialización' y 'desmaterialización'.

Una explicación científica de la materialización nos la dan en el libro "El Vórtice (The Vortex en inglés) (1994) de David Ash y Peter Hewitt" que incluye, entre otras cosas, una explicación científica de la "materialización". Todo comenzaría con la fórmula de Einstein, E=mc2, la que muestra que la energía ‘E’ es igual a la masa ‘m’ multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz ‘c’.

Postulan estos científicos que esa fórmula explicaría como operan la materialización y la desmaterialización,ya que la materia se transforma en energía y también sabemos que fue viceversa. Cuando la gente afirma que esa ecuación es pura teoría que no puede ser demostrada, deberían recordar que menos de una onza de materia fue transformada en suficiente energía para destruir Hiroshima. (Victor J. Zammit)

El vórtice es el torbellino real de los átomos y por tanto de todo lo existente, bien sea visible o invisible, percibible o no. Ash and Hewitt aducen que puesto que la materia y la luz participan del mismo movimiento, la velocidad real del torbellino del vórtice debe ser la velocidad de la luz, al menos en "nuestro" mundo. Afirman que ése es el único sentido posible a concluir de la ecuación de Einstein y que debido a que el vórtice gira a la velocidad de la luz es que podemos leer este artículo, ver a las demás personas, a los árboles, al cielo y todo lo demás con nuestros ojos físicos. (Victor J. Zammit)

Ash y Hewitt se preguntaron al igual que yo lo hice hace años:
(Lo ofrecido a continuación está redactado por Victor J. Zammit)
¿por qué debe la velocidad del vórtice limitarse a la velocidad de la luz? Proponen que si la velocidad del vórtice excediera la velocidad de la luz, entonces una persona, o cosa, entraría en una nueva dimensión, la superenergía, un mundo nuevo.

Pero en esa nueva dimensión la persona, o cosa, sería tan sólida como tú y yo lo somos en nuestra dimensión. La única diferencia es que los vórtices girarían a velocidad mayor que en el plano terrestre.

El ojo humano en el plano terrestre no puede ver nada en la nueva dimensión (a menos que sea un verdadero y bien dotado clarividente) porque nuestros ojos pueden ver solamente objetos o personas cuyos vórtices giren a la velocidad de la luz. Se sigue que una persona o cosa en el estado superenergético podrá penetrar una pared de ladrillos en esta dimensión. Esto es porque los átomos de la pared de ladrillos están girando a menor velocidad, a la velocidad de la luz.

Aumentando y disminuyendo las vibraciones:

Una posible explicación científica de la materialización es que los vórtices de los átomos de los espíritus giran más rápidamente que la velocidad de la luz y no pueden ser vistos con nuestros ojos físicos. Pero ciertas energías hacen que los vórtices de los átomos del cuerpo del espíritu disminuyan su velocidad a la velocidad de la luz. Cuando eso sucede el espíritu se hace visible a nuestros ojos físicos.

Por otra parte cuando el espíritu quiere desmaterializarse la velocidad de los vórtices de sus átomos aumenta, ya no puede ser visto con nuestros ojos físicos y desaparece en otra dimensión. Ash y Hewitt llaman a esta materialización de 'transustanciación' para reflejar el cambio en la sustancia pero no en la forma del vórtice. La transustanciación no cambiaría la estructura atómica ni molecular del cuerpo.

A través de la transustanciación una inteligencia, un cuerpo etérico, un espíritu en la vida póstuma, o un objeto, se pueden materializar o desmaterializar. Pero, Ash y Hewitt señalan apropiadamente que la desmaterialización no es disolución. Son la aceleración y la desaceleración de los vórtices de los átomos las que explican las apariciones históricas de la nada y la desaparición de una persona frente a nuestros ojos.

Ash y Hewitt dan muchos ejemplos de materializaciones y desmaterializaciones bien documentadas. La materialización es consistente con el argumento de que la vida continúa después de la muerte física.

(Y os sigo escribiendo yo):

Lo que hemos llamado “nuestras almas” todo este tiempo, están en realidad construidas de algo mucho más fundamental que las partículas rápidas que sugiero, están construidas por la misma “tela del universo”. Creo como creen estos científicos que la conciencia o su antecesor, llamémoslo protoconciencia, ha existido en el universo desde siempre.
Lo cual recuerda la creencia budista e hinduísta de que la conciencia está intrincada al universo como un hilo en una tela, y tal vez es lo único que existe, resumiendo, las existencias. Y aquí nos toparíamos con Dios, a través de nosotros mismos y nuestra existencia infinita.

Bajo condiciones normales, en nuestro mundo material como lo conocemos, la conciencia ocurre en el nivel fundamental y funcional de la geometría del tiempo -espacio confinado para los cerebros adaptados a nuestro nivel físico. Pero cuando el metabolismo que conduce la coherencia cuántica se pierde, que es lo que ocurre cuando decimos que morimos, la “información cuántica”, los otros cuerpos también físicos a otro nivel, se filtran hacia la geometría del tiempo/espacio en ese otro plano que alcanzamos. El alma y nuestra memoria podrían ser sistemas cuánticos. Y todo lo que trato de decir, es perfectamente compatible con la idea del Universo Holístico. Quizás en un fotón exista toda la información de todas las estrellas y del universo entero. Quizás la realidad es tal, que existimos ya, mientras ahora estamos aquí. La física ya demostró que pueden existir dos partículas iguales a un mismo tiempo, totalmente lejanas la una de la otra.

La materia, así llego a percibir, llega a ser una ilusión a nuestros sentidos porque la misma, es energía, que viaja a menos velocidad. Y a tal velocidad, la captamos como algo físico. Si lo miras todo como "desde lejos", el universo es movimiento, expansión. Todo es movimiento, todo lo que nos compone también está en constante movimiento, sólo que no lo podemos notar, porque nuestros sentidos lo captan como materia. No existen "otras dimensiones" para el caso, (la cuántica explica bien lo que son y no es la definición correcta) sino que son planos físicos y no “suprafísicos”, de vibración atómica distinta y conceptual. Por favor, tomen nota de esto. Pues les va a servir muy pronto para saber más.
El cuerpo que ahora tenemos es nuestro vehículo por ESTE mundo, pero debemos dejarlo aquí, pues a los otros mundos que también accedemos o quizás ya estamos accediendo a un mismo tiempo, llegamos con otro cuerpo vibracional.
Si ustedes toman nota de todo lo que aquí insinúo, lo analizan con su razón y con su corazón, quizás les resultará ahora mucho más difícil mirar a la muerte con los mismos ojos, y ojalá, como algunos pocos, tiendan a verla como un nuevo renacimiento. Si ustedes logran un cambio de actitud hacia la vida que ahora tienen y experimentan, tal vez alcanzarían un cambio en su escala de valores y en su comportamiento en el día a día, liberándose de preocupaciones superfluas y del amenazante miedo a morir.

Quienes hemos tenido alguna experiencias en relación con otras realidades, parecemos coincidir en algo esencial: el AMOR y la CONCIENCIA son las dos cosas que conservaríamos en el la/las otra/s Vida/s. Sea como fuere, deberíamos vivir con la esperanza de continuidad, (todo apunta a su favor) y AMOR y CONCIENCIA deberían regir nuestras vidas, en la certeza de que son vías certeras hacia la auténtica existencia.
Es por esta razón y ninguna otra, por la que he llegado hasta aquí escribiendo este artículo, para incentivarles con la reflexión acerca de lo que acaban de leer, buscando más información al respecto si les ha despertado el interés.
Y por último, dejarles mí claro mensaje: no tengan miedo a morir, no sufran si alguien que ama muere, pues la muerte nos llevará de lo ficticio a lo real. El Cosmos es un proceso ininterrumpido de vida. La muerte como final definitivo, no tiene cabida. El hombre ni ningún Ser, podrá morir jamás ni aún queriéndolo. La muerte, de ello estoy más que segura, no es un Fin, sino un Medio que nos lleva a reconsiderar el camino andado con el fin de Evolucionar constantemente en el Todo, a través del Todo. Formamos parte de un Ser macrocósmico, cuya rueda de la vida gira sin cesar. Y en su movimiento están el Cambio y la Transformación, para, de esa forma siempre ser El, algunos lo llamamos Dios. Otros Naturaleza y Evolución. El nombre, créanme, es lo de menos, pues todos llevamos su nombre al nacer y morir en nuestro ser.

Sub umbra floreo: C. Bürk











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