Reflexiones de ésta tarde




Todos somos la estrella de nuestra propia vida. Cuanto nos sucede es extraordinario. Cuentan las buenas y las malas experiencias. Todo es bueno. Es nuestro punto de enfoque sobre las cosas que las hace buenas o malas. Suerte o desgracia, depende de nuestra actitud ante los sucesos. Todo es experiencia. Porque “Vida” es el ítem de la “experiencia”, no al revés. Venimos a experimentar y lo llamamos “vivir”. La cosa no consiste únicamente en superar obstáculos. Se trata de cómo manejamos las situaciones en sí. 

Para entender lo experimentado, hace falta prepararse conscientemente. Hay que analizar simultáneamente todo lo que se vive como visto desde fuera de nosotros, al instante, con frivolidad; pese a que la emoción del instante nos embauque. Es un entrenamiento, un aprendizaje. 

Ayuda pensar que lo que estemos viviendo es una función de teatro, una representación. Nada es tan serio como parece. Ayuda pensar, que nos vemos actuar desde una gran butaca, sentados al fondo. Cuando comencemos a conocernos de ésta manera observando nuestras emociones en cada acto representado, las cosas fluirán, logrando cualquier objetivo. Recordemos ser lo que soñamos ser. Nunca menos. Y mientras experimentemos por estos lares, recordemos ser amables, bondadosos con todos aquellos con los que nos crucemos. Hombres, animales y entorno. Porque al final, los otros no recordarán de nosotros la belleza o los rasgos; será nuestra amabilidad la que evocarán en sí. Por ello, se humilde; no te crezcas intimidando a otros. Es un absurdo contrasentido. Sé cómodo para los otros. Actúa de tal manera que todos confíen en ti. Se siempre aquello que esperas ver en los demás. Se tú el cambio.

No demos tanta importancia a nuestra corporalidad. Nuestro cuerpo no es más que el templo que aquí nos sostiene. Lo que te llega a través de los sentidos puede ser sabiamente empleado para transcender. Podemos usarlo como escalera. Pero si permanecemos en ello, nos abrumará la insustancialidad y lo efímero. Abracemos la vida al completo: usando las formas lo justo, encaminándonos mediante el desapego a alcanzar lo que no tiene forma; donde se hallan la Verdad y el Bien.

Cuando lleguemos al final de nuestra representación, nos percataremos de que nada era tan importante, nada tan grave, nada tan necesario como parecía.  Fuimos la estrella de nuestra vida. Hicimos, por tanto brillar a los otros en nuestra cercanía. Y recordaremos de pronto que el Amor fue todo lo importante que teníamos que aprender y que nos vino a recordar lo que el Saber nos había hecho olvidar.
Algún día, todos moriremos y nada de lo que hayamos tenido o dejado, hecho o dejado de hacer aquí importará ya nada ni habrá importado jamás. Salvo ese amor que hayamos entregado por el mundo. Pues en cada acto de amor y entrega por los otros o el mundo, late el cambio. La metamorfosis a un mundo mejor. Ese será el fruto que hayamos dado aquí.

Seamos por todo ello, cada uno de nosotros una pequeña partícula que formará el mundo de mañana.

Sub umbra floreo: C.Bürk

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