La escritora Claudia Bürk (Por Herbert Schnurr)
Claudia Bürk
Acerca de
la autora:
(Texto publicado en artigoo.com por
Herbert Schnurr. (Crítico literario y profesor de Literatura en Hessen
(Alemania)
Claudia
Bürk (Valladolid, 1971) sería una anodina cualquiera, con físico agradable, que
ésta tarde –nos hallamos en mi casa en Hessen− esconde bajo unas gafas encima
de unos ojos sin maquillar, las manos siempre ocupadas, el cabello en una
coleta baja y blusa de seda tan verde y clara como sus ojos. Si uno se la cruzaría
por la calle, de esa guisa ni la vería. Ese anonimato, los escondites; el ser
poco para ser otras cosas, a Claudia le gusta, como confiesa. Y así sería si no
fuera por sus palabras: una voz densa, rica, irónica, humorística y trágica las
otras veces, repleta de talento para narrar sobre eso que a menudo queda oculto.
Una voz que le nace y con la que ha escrito un libro de relatos: “Desde el
penúltimo rincón de mi espejo (2008) ”. Una novela que está exitosamente publicada,
“Las nueve ventanas de Jeanne Bardèot (Grup Lobher 2011)” A la que le sigue
otra, “Maldita Matilda (Pighog Press, Sussex. 2014) ” que acaba de emigrar al
Reino Unido y seguramente se publicará el año próximo. Escribió también otro
libro de relatos, “Detrás de las mirillas (2012)” que está listo y registrado
desde hace más de un año, pero que por desidia, así explica Claudia, no ha
sacado a la luz. Actualmente enfrascada en tres novelas al mismo tiempo (“Second
voice”, “Ioná, desde el más allá”) y de entre las que ahora mismo se dedica más
a “Madame Toilette”.
La
autora podría ser alguien más, que pasa a nuestro lado sin ser advertida si no
fuera por sus matices, metáforas, rotundidades y referencias. Como cuándo dice
que “no sabe para qué sirven los notarios, los títulos, los honores, las banderas
ni los presidentes”. Cuando habla de cómo cada persona “lleva en sí mundos
distintos, siendo una humanidad individual y que por ello a los otros se les
debe servir para vivir las otras muchas vidas y realidades que confluyen por
ahí a un tiempo”. Claudia nos platica
acerca de la importancia de la empatía, de cómo para alguien secularizado como
ella, es esencial comprender y hacer comprender. Afirma escribir por esa
necesidad de servir en bandeja por los ojos las otras vidas, que vayan
circulando las historias ajenas. “Escribo, porque aquello que no vemos es más
importante que lo que vemos”. Me lo dice con una mirada que no mira, sueña. Y
cuando no, escrudiña y sospecha sin juicio. Mira como alguien que dedica
demasiado tiempo a observar. Y añade −ahora en alemán− porque ambos lo hablamos
en privado “Una buena novela debe servir para volver a mirar el mundo y a sus
habitantes de otra manera”. Luego ríe cuando confiesa “Es cierto que en mis
libros encierro demonios. Pero no necesariamente los míos propios, sino los de
todos esos que quiero comprender, por resultarme opuestos. Por ser vidas, que
de no contarlas, pasarían por aquí sin ser advertidas. Y no es justo.”
Claudia y yo compartimos una taza de té “Earl Grey” mientras
charlamos y yo tomo apuntes para escribir el presente texto. Su “favorite tea” ,
me confiesa. “Por su intenso sabor a Bergamota tan británico“. Y seguimos
charlando ahora en ingles, mientras me explica sus proyectos personales, me
habla de la vida saludable y el veganismo. La defensa de animales y de niños. Ella
se confiesa “ready to fight tooth and nail to defend the defenseless ones…" Sin embargo, no
tiene hijos. Empero “Dios no me los ha dado, pero me ha dado gatos, libros,
manos para escribir otros y telepatía”. Ahí deja eso. Y a la que le insisto
para especificar “telepatía”, ya me ha cambiado el tema y me habla de sus
gallinas.
Así es Claudia Bürk. Su área es la relación entre
cotidianidad, misticismo, concienciación y los sentires altruistas, todo bañado
en humor. Por ello mismo, quizás, en sus libros hay mucho de todo eso. Pero
también en sus manifestaciones diarias. Pues como declara “Sin pensarlo fui
siendo escritora, por el hecho de ir contando lo que veía. Y eso me enseñó
humildad. Renuncia. Respeto absoluto por las vivencias de los demás. Porque si
es grave no comprender, más grave todavía es creer que lo has comprendido todo.
Yo escribo desde la ignorancia. Además de eso, estoy en contra de hacer una
sola cosa. De dedicarme solo a escribir, por ejemplo y luego tener que hablar sobre
lo que escribo, pienso o soy”. (Un servidor capta al instante su indirecta y ese guiño de ojos
tras la frase). “La vida tiene que pasar por muchas puertas. Me quiero
desarrollar dispersa en el mundo, ser un espejo para los otros. Porque si hay
un truco para ser felices sería ese; saberse desdoblar en muchas vidas, en
personas y personajes distintos. Transformarse una misma en la narrativa de los
otros. Ser voz de muchas voces. Es importante saber leer el mundo.”
Herbert Schnurr
Acerca del estilo narrativo de la autora Claudia Bürk por H. Schnurr :
El estilo conceptista y retórico empleado por Claudia Bürk, pone en
marcha –como por milagro- una expresión literaria como no la habíamos
tenido: conmueve las fibras de las almas. Es rotundamente inteligente,
descuajada y febril. Escribe como lo hacían las grandes místicas. Con
una fábula cerrada y con sentido. Como alguien que
aspira a la esencialidad meditada de las cosas. Claudia Bürk busca la
médula de los asuntos mundanos, quedarse en los huesos del vivir.
Ella hurga detrás de las apariencias, mira lo real desde el lado zurdo y
es capaz de desvelar lo que escondían los ángulos muertos de la visión.
Otras veces, Claudia es enciclopédica como los grandes literatos rusos
lo fueron también. Recuerda intensamente a Sor Teresa de Ávila, pero
también a Tolstoi, a Franz Kafka y a Hermann Hesse. Sus primeras obras
escritas son particularmente autobiográficas. Las más recientes, sin
embrago, la alejan completamente de sí misma.
Tiene siempre una
tremenda preocupación idealista en sus textos. Su moral es el retorno a
lo sencillo, el desprecio a las vanidades y las hipocresías. La
adoración a lo imperfecto. Claudia no necesariamente sueña mundos
mejores, sino que logra al escribir hacer del mundo que tenemos, el
mejor. Se siente embriagada ante la visión de la realidad. Y le busca
los sentidos. Ella se niega a pasar por el rasero de la criatura humana
solitaria, abandonada a su suerte con sus escritos. La novelista Claudia
Bürk intuye algo inmenso en las existencias y en el suceso vulgar de
las cosas. Vuelca su pluma y su existir, su entrega, en el manejo del
humor, de la ironía y en novelar nostalgias con la autenticidad. Sabe
que la erudición no está reñida con el humor.
Entre sus
escritos late la extraña sensación de haber encontrado una fuente
secreta de esperanza. Esta manera expresiva que tiene Claudia (cada vez
más intensa y viva) es prodigiosa en sí, con acuidad sobre el mundo
complejo de las emociones ajenas. De las cosas no nombradas. A través de
los escritos, poemas y de las novelas de Claudia Bürk puede advertirse
un alma de fuego y de cristal, un alma angustiada; su sentido de la fe y
de la libertad, en premonición de ideas que, en todos los tiempos han
sido veneradas. Todo ello acompañado, diríamos sinfónicamente, por una
gama inmensa de datos psicológicos, de detalles profundísimos acerca de
las almas de sus criaturas de ficción, a través de cuyas reacciones nos
veremos tantas veces a nosotros mismos, redivivos y ciertos.
Herbert Schnurr - 23/07/2013 a las 17:52
Aún recuerdo ese día, que risa. Quedó preciosa
ResponderEliminar