Indicios de esperanza
Indicios de esperanza
(Cómo tomarse los sucesos de los últimos tiempos)
Lucas 21:29-31
Parábola de la higuera
Y les refirió una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Cuando ya brotan las hojas, al verlo, sabéis por vosotros mismos que el verano ya está cerca.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el reino de Dios está cerca.
Todos percibimos que no es normal lo que vemos a nuestro alrededor: una avalancha cada vez más atroz de catástrofes naturales, miles de vidas desaparecen por el hambre y esas catástrofes atroces. Terremotos, calentamiento global, (de continuar así, en 2050 se exterminarán una cuarta parte de las plantas y animales que conocemos). El ser humano no puede ni debería dejarse de preocupar por informaciones como estas. Nuestro sistema económico y político está a punto de quebrar. Las cosas pintan mal. Nos invade el pesimismo.
Algo parece no andar sobre sus ejes. La vida parece estarse descarrilando como un tren que ha ido cogiendo demasiada velocidad y ya no puede frenar. ¿Qué pensar ante todo esto? Las lágrimas y la sangre del ser humano se mezclan con el terror, el miedo y la desolación y pintan un cuadro aterrador de futuro. Los sucesos quieren escapar de las palabras, que son las que les dan testimonio.
Por otra parte, es totalmente comprensible que el ser humano esté perdido y ande confuso. Cometen desvaríos, observan como otros seres humanos destruyen sus sueños y vidas sin piedad. Están siendo testigos de los crímenes más brutales, la falta de escrúpulos, la falta de moral y principios. Impera el “codo por codo”, el “ojo por ojo”. Un problema lleva a otro. El planeta entero está siendo engullido por un tornado de violencia de la cual nadie escapa. La amenaza de recesión financiera que está llevando a millones de personas a la miseria. En medio, el ser humano sin saber qué hacer y cómo seguir. Es el retrato del mundo del siglo XXI. ¿Cómo explicar que el ser más inteligente sobre la tierra –el hombre- es capaz de realizar barbaries como violar a un niño, humillar criaturas inocentes, con fines sexuales o sádicos? ¿Cómo explicar qué esconde el hombre realmente en la maraña de su mente? ¿Por qué es tierno y bondadoso a veces y otras cruel, salvaje y despiadado?
Creo que ha llegado la hora en la cual debemos repensar los tiempos en los que vivimos. Algo anda profundamente mal en nuestros corazones y viene de lejos. El tren de la vida salió de sus raíles, y viene a arrollarnos, sin gobierno, sin fe, a una velocidad extrema. Es muy doloroso. Nos concienciamos y lo vemos. Pero esto es real.
Nuestra juventud está en garras del desaliento. No ven el futuro y se refugian en las drogas y con ello alimentan miles de negocios perversos del submundo del crimen.
¿Qué es lo que buscamos y no encontramos? ¿Por qué nos autodestruimos más y más? ¿Qué está sucediendo? Quiero aclararos un poquito mi punto de vista con este escrito, por si a algunos os ayuda a entender. Y también podéis arrojarme piedras por escribir estas palabras, entenderé cualquier reacción y no me va a sorprender. Trataré de explicaros desde mi humilde razón lo que hay tras la cortina. El hambre, las incoherencias que advertimos, las acciones perversas, son solo las señales visibles a primera vista, pero detrás de la cortina algo se aproxima, con pasos silenciosos, inexorablemente y con firmeza.
El simple público lo desconoce, sin embargo un libro registrado hace muchos siglos lo plasma. Hay quién no cree en sus palabras, tildándolo de “comecocos”, escrito por unos lumbreras iluminados. Otros, sin embargo, confían en su mensaje y su procedencia, pese a quien le pese. Hablo de las sagradas escrituras. Hablo de la Biblia.
¿Qué es lo que está tan cerca? ¿El 2012? ¿El fin del mundo que describieron los mayas? ¿Las conclusiones de los físicos cuánticos y científicos? ¿Qué es lo que estamos advirtiendo todos en estos momentos? La respuesta a estas preguntas cambiará el mundo y el rumbo de toda nuestra historia. La hora suprema se acerca, el amor y el dolor están a punto de abrazarse. El instante de entrega y de sacrificio mayor.
Jesús de Nazaret lo comentó:
“De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama esté tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.”
Pero mi escrito quiere hablar de las señales de esperanza. No del caos. Porque tras toda noche, por oscura que sea, viene el día. En este caso, un nuevo día es visible, con más luz, con mayor claridad.
Por favor, continuad leyendo mi escrito. Nada perdéis, salvo un poco de tiempo.
Voy a preparar la segunda parte y os la remito.
¡Gracias a todos!
Claudia Bürk
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